Cierra los ojos. Relájate. Piensa algo bonito. Recuerda. Respira. Abre los ojos. Mírame sonreír. Esa sonrisa la provocas tú. La provocas tú día a día, con tu simple presencia o con tu simple recuerdo. Día a día vas ganando un cachito más de mí, aunque hoy en día podría decir incluso que soy tuya completa e inevitablemente. No hay marcha atrás. Ha empezado el juego de querernos y de hacernos felices, solo tiene una regla: no hacer daño a tus oponentes. Me gustaría que jugaras conmigo. Prometo no fallarte nunca, darte las mejores noches de tu vida, acompañadas de las mejores tardes y las mejores sonrisas al despertarnos (aún sin abrir de todo los ojos). Prometo intentar hacerte feliz, sean cuales sean las adversidades, y solucionar los problemas juntos. Prometo quererte hasta el punto de no existir mi propia persona y solamente pensar en un nosotros. Y lo más importante y esencial, prometo no hacerte nunca daño, tratarte con cariño en cada momento y pase lo que pase, y hacer que tú estés por encima del resto. ¿Quieres jugar conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario