Gracias por hacerme sonreír,

por aguantarme en las buenas, malas, regulares; entenderme sin juzgarme; ayudarme sin querer nada a cambio; apoyarme sin dudarlo y por cumplir tus promesas. Hoy es otro 21, y cada 21 que pasa me doy cuenta de que cada día te quiero más, y de que ahora mismo sin ti estaría perdida.

Quererte se queda corto, gordo.

Hoy, día 19

tengo que darte las gracias por completarme cada momento, por no juzgarme, por apoyarme y hacerme reír cada hora que pasa. Porque poco a poco eres la única persona a la que veo todos los días de todas las semanas, y nos quedan así unos cuantos meses. Que no te vas a librar de mí en una temporada, eso tenlo claro. Te va a tocar aguantarme en las buenas y en las malas, y yo haré lo mismo, obviamente. Hoy, después de doce 19 conozco todo lo que piensas (incluso antes), todo lo que sientes, cuando estás mal o bien o cuando necesitas algo. Pasito a pasito nos hacemos más fuertes, y nadie va a hacer que te rindas, porque ahí estaré yo para levantarte, ya sabes, todos los minutos en el pupitre de al lado. 

No te puedo querer más.

PARA ZIEMPRE

Cada día te das cuenta de las personas que te faltan a medida que pasa el tiempo. Yo siempre me doy cuenta de que falta ella, de que me falta un apoyo enorme y de que día tras día se va notando más que no puedo darle un abrazo nada más verla y gritar su nombre si le veo a lo lejos. Los semanas van pasando de manera diferente, con más ganas de que llegue el sábado que nunca para poder estar con ella y que me contagie su felicidad, su risa, su vitalidad y sus tonterías. Nunca pensé que le pudiera echar tanto de menos, nunca me imaginé que este curso fuera a ser así.  Pero somos fuertes, nuestra amistad es más grande que unos días sin vernos, más grande que unas calles de diferencia, es más grande que nada; no es comparable. Somos más fuertes que todo lo malo, y muchísimo más si estamos juntas, que siempre siempre siempre lo estamos.

Laura Aparicio Martínez, gracias por existir.

Personajes o personas.

Hoy en música hemos hablado de nuestra personalidad respecto a las personas que nos rodean, el profesor me ha demostrado una lección muy cierta. Dice que todos tenemos un personaje, que usamos por miedo a quedar mal o a no ser aceptado, por miedo al ridículo o simplemente porque no te gusta tu forma de ser. Vivir esa vida puede llegar a ser más fácil que ser tu mismo, porque tú eliges tu propio personaje; eliges si sonríes al ver a alguien o le miras con cara de asco, eliges la empatía con una persona o la simple indiferencia. Vives tu segunda vida, aunque poco a poco puedes llegar a creértela.

Luego llegan ellas, con las que paso cada día, las que me han demostrado muchísimo en apenas dos meses, y las que se han ganado completamente mi confianza. Tengo la seguridad de que al llegar al instituto van a estar allí, y que con cualquier cosa puedo contar con ellas. Me hacen reír y me cuidan, se preocupan y dejan que por unas horas forme parte de su día a día. Nadie puede entender lo integrada que me siento en esta clase, siento como si llevara años con esta gente, y no los conozco ni desde hace dos meses. Hoy podría decir que les quiero y darles las gracias, de corazón. 

Somos del social.